De tu paseo por la ciudad no quedará nada cuando te hayas ido. Una vez que tu no estés, las hojas se acumularán en los caminitos del parque, y sólo los árboles serán testimonios de la función que hacías con tus pies. Nadie más colocará las cortinas para sacar fotografías a la textura de las montañas, ni prenderá una vela y se olvidará de ella. Y el agua. I l'aigua. Y la ropa tendida. I la roba estesa. Y las listas de películas, y las compras por hacer, los dibujos y los papeles que no son más que símbolo de lo vivido. I la nostàlgia. Y la suerte de pendientes que sólo combinan con tu cara, y los aviones que coleccionas. Serán testimonio de todo ello los balcones azules, que se inmovilizan, como en clandestinidad, cada vez que les miras. De tu paso por la ciudad sólo se acordarán tus canciones, y todas las letras de esta historia que todavía está por escribir.