dilluns, 1 de març del 2010

y fuerza.

Se ha declarado toque de queda en las dos regiones más afectadas del país. Las reacciones de la gente son tan normales como impactantes. Supongo que formar parte de la catástrofe amplia el sentimiento de empatía. Aun así, reitero que mi alrededor se salvó.
Hoy en la tarde he paseado por la ciudad, sobretodo he visitado algunos de los sitios más afectados (menos los barrios más pobres donde uno no puede acceder). El barrio Brasil quizás es el que más me impactó porque en la mayoría de las calles hay restos del terremoto. Además, allí vi una casa derrumbada y montones de personas procurando restablecer la ahora ya soñada normalidad. El edificio de la universidad donde estudio ha sufrido también algunas destrozas, así como la iglesia de Providencia.
Por ahora, mirar las noticias es, a la vez que una necesidad, una agonía. Se siente un impacto tan grande, un miedo y una incerteza que ponen, literalmente, los pelos de punta.
Mañana vamos a dar sangre porque en los hospitales ya se está terminando. Poco a poco se crean los voluntariados para ayudar a quienes realmente lo necesitan, así que, sin duda, vamos aprovechar nuestra suerte dando soporte a los que no la han tenido.
Mientras construimos la cotidianeidad, esperamos con miedo no volver a vivir los mintuos más largos de la vida.

1 comentari:

  1. Hola Cora,

    me alegra ver que estás bien.
    Es impactante ver las imagenes del terremoto, las declaraciones de la gente, el toque de queda...
    Supongo que en momentos así el estar allí y poder en cierta manera ayudar, da mucha fuerza.
    Un abrazo muy fuerte desde Pamplona

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